pub

viernes, agosto 07, 2009

Aquí está uno para lo que se le ofrezca.

Cuando creas un blog sientes que no tienes ninguna responsabilidad con la gente que te lee, que te escucha. Tienes la sensación de que lanzas algo al aire, al vacío, y allí cae, sin hacer ruido, sin que a nadie le afecte.
Abrí este blog hace unos 4 años con esa misma sensación. Y hoy, de pronto, leo un correo de una internauta que se interesa por lo que escribo. Es como aterrizar en paracaídas en la provincia más remota de China: el pulpo en el garage. Miras, lees y relees el correo una y otra vez y piensas que puede ser un inteligente spam que terminará anunciándote que ya es verano en El Corte Inglés o que porqué todavía no te has aprovechado del plan renove. Pero no, hay alguien ahí fuera.
Te hace pensar y te das cuenta que, aunque no cobres ni tengas intención de hacerlo por lo que escribes, tienes cierta responsabilidad con personas con las que conectas. Hay alguien ahí fuera.
Será la rutina, el tener ya una niña pequeña, el no tener tiempo cuando, es una paradoja, lo único que es la vida es tiempo: se acabó el tiempo, se acabó la vida
No me gusta prometer (es como las promesas de Año Nuevo, un cúmulo de intenciones) pero un simple mail será un impulso para seguir contando viajes, anécdotas, cosas que uno cree que debe anunciar al mundo... Antes teníamos al cura, después al psicólogo y ahora tenemos el blog: psicoanálisis de ida y vuelta para intentar mejorar nuestras maltrechas desorientaciones.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres genial

Alberto P. Puyal dijo...

Pues tengo a la gente que me lee bastante abandonada