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jueves, septiembre 22, 2005

Gaza: el principio de una esperanza


El desalojo forzoso de los asentamientos judíos de la franja de Gaza ha sido, sin duda, un acontecimiento doloroso para los colonos. Tener que abandonar a la fuerza el hogar de más de treinta años es uno de los mayores sacrificios para cualquier familia. Sin embargo los colonos desalojados deben pensar en que lo mismo ocurrió a los palestinos para que ellos pudieran asentarse en esas zonas; y los palestinos respondieron con la escasa fuerza que da la desesperación.
La lección de Historia fruto de este capítulo en el conflicto palestino-israelí debe basarse en que la colonización de un territorio a base de recolocación de personas creando ghettos y marcando vallas, fronteras y divisiones sangrientas nunca sirve de nada; los gobiernos no pueden seguir manejando a la gente poniéndolos y quitándolos como piezas de ajedrez de una partida que se juega, no en el tablero, sino en la vida real. Y la vida real la han aprendido primero los palestinos y su éxodo forzoso y, ahora, los colonos, con su expulsión de los kibbutzim.
La única salida es la convivencia y ésta no es una utopía pues musulmanes, judíos y cristianos han podido convivir durante siglos llamándose de tú a tú y sin vallas ni muros de la vergüenza (todos son vergonzosos) que los dividiera.
En la fotografía: judíos rezando en el muro de las lamentaciones.
www.alamfoto.com