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viernes, septiembre 23, 2005

Gruto Parkas: un bosque y un museo politico


¿Dónde van todas esas esculturas de líderes políticos, militares, hacedores y deshacedores de patrias? En Lituania lo tuvieron bien claro: van al cuarto trastero de la memoria, a un museo.
Recorriendo las suaves planicies de Lituania, entre bosques y tótems de madera que indican pueblillos remotos, llegas al parque político más surrealista del mundo: Gruto Parkas. Se encuentra en Druskininkai, a escasos kilómetros de la frontera con Bielorrusia (aconsejable mirar un mapa para darse cuenta de dónde podemos encontrarnos).
Pagas una entrada y un vagón de deportados a Siberia te da la bienvenida. Tétrico: el primer recuerdo es similar a aquellos vagones de ganado y mercancías que atracaban en los peculiares muelles de Auschwitz.
En Gruto Parkas hay incluso un restaurante con platos que recuerdan la era Soviética, las referencias de Lenin, Stalin, Kapsukas, Breznev, etc. aparecen hasta en los manteles de papel, cuidadosamente decorados con colores de un rojo subido.
La exposición del parque va a lo largo de un bosque, a cada recodo te encuentras Lenines de varias toneladas de peso, líderes lituanos del Partido Comunista de rostros solemnes, relieves de las glorificadas y mitificadas revoluciones liberadoras del mundo. Alambradas y casetas militares de vigilancia fronteriza adornadas con altavoces emiten los himnos del Partido.
Cuando uno cree haberlo visto todo llegas a la tienda de souvenirs para proveerte de vasitos con la estrella roja, la hoz y el martillo, cartas de póker donde los reyes y reinas se han convertido en Kruschev, Jruschov… pero todo a precios competitivos y apetitosos para la economía de mercado. ¡Quién después de haberse ido al límite mismo de Europa se resiste a llevarse un trozo de Historia de la Guerra Fría "souvenireizada"?
En la foto, exposición de Lenin en Gruto Parkas.
www.alamfoto.com